top of page

Resolucion

Declaracion Sobre el Matrimonio,

Adoptada por Convencion, 30 de junio, 2015

 

Como cristianos evangélicos, disentimos de la decisión de la corte la cual redefine el matrimonio. El estado no creó a la familia, y no debe tratar de re-crear a la familia a su propia imagen. No nos vamos a rendir con el matrimonio porque la autoridad bíblica demanda que no lo hagamos. El resultado de la decisión de la Suprema Corte de redefinir el matrimonio representa lo que parece ser el resultado de medio siglo de presenciar el declive del matrimonio a través del divorcio, la cohabitación, y una cosmovisión de una libertad sexual casi ilimitada. Las acciones de la Suprema Corte presentan riesgos incalculables a una estructura social ya volátil al alienar a aquellos cuyas creencias sobre el matrimonio está motivadas por convicciones bíblicas profundas y la preocupación por el bien común.

 

La Biblia claramente ense­ña la perdurable verdad de que el matrimonio está formado por un hombre y una mujer. De Génesis a Apocalipsis, la autoridad de la Escritura da testimonio de la naturaleza del matrimonio bíblico como únicamente atado a la complementariedad del hombre y la mujer. La verdad no es negociable. El Señor Jesucristo mismo dijo que el matrimonio es desde el principio (Mat. 19:4-6), por lo que ninguna institución tiene la autoridad de redefinir el matrimonio así como ninguna institución humana tiene la autoridad para redefinir el evangelio, el cual el matrimonio misteriosamente refleja (Ef. 5:32). La decisión de la Suprema Corte de redefinir el matrimonio demuestra un juicio erróneo al ignorar lo que la historia y un sinnúmero de civilizaciones nos han dejado, pero también representa una secuela en la cual los evangélicos mismos, por desgracia, no están libres de culpa al contribuir en la misma. Con frecuencia, evangélicos profesantes han fallado en modelar los ideales que tan entrañablemente valoramos y creemos centrales para la proclamación del evangelio.

 

Las iglesias evangélicas deben ser fieles al testimonio bíblico sobre el matrimonio, independientemente del cambio cultural. Las iglesias evangélicas en América ahora se encuentran a sí mismas en un nuevo escenario moral que nos llama a ministrar en un contexto que es cada vez más hostil a una ética sexual bíblica. Esto no es nuevo en la historia de la iglesia. Desde sus inicios, ya siendo en los márgenes de la sociedad o un lugar de influencia, la iglesia es definida por el evangelio. Insistimos que el evangelio trae buenas noticias a todas las personas, sin importar si la cultura considera las noticias como buenas o no.

 

El evangelio debe informar nuestro acercamiento al testificar públicamente. Como evangélicos motivados por las buenas nuevas de que Dios ofrece reconciliación a través de la vida, muerte y resurrección de Su Hijo, Jesús, nos comprometemos a:

 

  • Respetar y orar por nuestras autoridades aún a medida que trabajamos a través de un proceso democrático para reconstruir una cultura del matrimonio (Rom. 13:1-7)

  • la verdad del matrimonio bíblico de una manera que traiga sanidad a una cultura sexualmente quebrantada

  • afirmar el mandato bíblico que todas las personas, incluyendo las personas LGBT, han sido creadas a la imagen de Dios y merecen dignidad y respeto

  • amar a nuestros prójimos sin importar los desacuerdos que surjan como resultado de creencias distintas sobre el matrimonio

  • vivir respetuosa y civilmente junto a aquellos que puedan estar en desacuerdo con nosotros por amor al bien común

  • cultivar una cultura común de libertad religiosa que permita la libertad de vivir y creer de manera distinta para prosperar.

        

La redefinición del matrimonio no implica la erosión de la libertad religiosa. En los próximos años, las instituciones evangélicas podrán ser presionadas a sacrificar sus creencias sagradas sobre el matrimonio y la sexualidad para acomodar cualquier demanda que la cultura y la ley requiera. Nosotros no tenemos la opción de cumplir esas demandas sin violar nuestras consciencias y rendir el evangelio. Nosotros no vamos a permitir que el gobierno obligue o infrinja los derechos de las instituciones de vivir por la sagrada creencia de que solo hombres y mujeres pueden contraer matrimonio.

 

El evangelio de Jesucristo determina la forma y el tono de nuestro ministerio. La teología cristiana considera sus enseñanzas sobre el matrimonio como eternas e inmutables, y por lo tanto debemos permanecer firmes en esta creencia. La indignación y el pánico no son las respuestas de aquellos que confían en las promesas de un Cristo Jesús reinante. Si bien creemos que la Suprema Corte ha errado en su decisión, nos comprometemos a permanecer firmes, testificando fielmente la enseñanza bíblica de que el matrimonio es la piedra angular de la sociedad, diseñada para unir hombres, mujeres y niños. Prometemos proclamar y vivir esta verdad a toda costa, con convicciones que son comunicadas con bondad y amor. 

 

 

 

bottom of page